Villuercas Ibores Jara
El 17 de Septiembre de 2011, la comarca vivió una de las fechas más importantes en su historia reciente. El territorio consiguió el reconocimiento de la UNESCO a través de la figura de “Geoparque Villuercas Ibores Jara”, pasando a formar parte de la selecta lista compuesta por 96 espacios en todo el mundo.
El Geoparque de las Villuercas Ibores Jara está formado por un macizo montañoso aislado del sur de la provincia de Cáceres, en Extremadura. Su denominación se debe al nombre de la cumbre más alta de dicho macizo: el Pico Villuercas o Risco de La Villuerca (1.601 metros). Este sitio, único en su género, se caracteriza por una morfología y un paisaje de tipo apalachense con plegamientos y fracturas muy acusados. El geoparque abarca un vasto periodo de tiempo geológico y presenta algunas de las rocas más antiguas de Europa, pertenecientes a los periodos Ediacárico, Cámbrico, Ordovícico y Silúrico (entre 650 y 400 millones de años atrás). Presenta abundantes yacimientos paleontológicos, donde pueden encontrarse distintos tipos de fósiles marinos como Trilobites, Braquiópodos, Ammonites, Graptolites, o algunos tan exclusivos como las Cloudinas, encontradas tan sólo en lugares como Namibia o China. También aparecen muestras de icnofósiles (huellas), como los Daedalus o las Crucianas. Además, el sitio cuenta con vestigios de una cultura minera, poblados de culturas anteriores, y abrigos rocosos de pinturas rupestres que datan de las edades del Bronce y del Hierro.
Una primera zona serrana incluye la sierra de las Villuercas, que cuenta con una altura de 1.600 metros y recorre la comarca de norte a sur, como lo hace la carretera EX-118, que comienza en la autovía A-5, a la altura de Navalmoral de la Mata, y conduce hasta Guadalupe. Junto a ella, otras dos serranías envuelven este entorno: la Palomera y, en el límite con la provincia de Toledo, la sierra de Altamira. Una cuarta es la llamada sierra de Guadalupe, al sur de la comarca, por Cañamero y Logrosán. La otra vía de entrada a la comarca es la carretera EX-102, que parte de Trujillo. El interior de la comarca abriga otros valles y sierras bien conservados. Posee varios espacios que gozan de alguna figura de protección y conservación, todos ellos dentro de la Red de Espacios Protegidos de Extremadura: el corredor ecológico del Guadalupejo, la ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) o el Monumento Natural de la cueva de Castañar. Entre los LIC (Lugares de Interés Comunitario) se encuentran el embalse de Valdecañas, la sierra de las Villuercas y el valle del Guadarranque, entre otros. La variedad también alcanza a la gastronomía autóctona y a los productos agroalimentarios, de gran calidad.
Recomendaciones
Sobre todo destaca el arte del monasterio de Guadalupe, declarado Patrimonio de la Humanidad, pero no hay que dejar de ver los importantes templos de diversas localidades de la zona, como el de Berzocana, dedicado a San Juan Bautista. Otra singularidad de estos territorios es su pujante naturaleza, con unos picos que recuerdan por su formación geológica los montes Apalaches de los Estados Unidos, con zonas aún vírgenes, y que suponen un territorio casi desconocido de Extremadura. Allí se muestran árboles singulares como la lorera de la Trucha (Prunus lusitanica), una especie vegetal del terciario, que se encuentra en Alía; los castaños de Calabazas, en Castañar de Ibor; o el roble de La Nava, en Berzocana. Los amantes de la naturaleza podrán disfrutar de ejemplares muestras de bosques de galería en el Corredor Ecológico y de Biodiversidad Río Guadalupejo, que discurre por Guadalupe y Alía hasta adentrarse en la provincia de Badajoz.
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