Montijo
Se ubica a orillas del Guadiana, rodeada de pastizales y dehesas. Su presa fue clave en el sistema de regadíos del Plan Badajoz. Fue encomienda de la Orden de Santiago en el siglo XIII, aunque ya estuvo habitado en tiempos prehistóricos y romanos, como atestigua la villa de Torre Águila. En la zona antigua quedan reminiscencias de la población judía, aquí establecida entre los siglos XIII y XV. Convertido en condado por Felipe III, alcanzó notoriedad debido a los matrimonios de las hijas de uno de los condes: Eugenia, emperatriz de Francia, y Francisca, duquesa de Alba. Durante la guerra de la Independencia los franceses quemaron la localidad. La iglesia gótica de San Pedro Apóstol, adornada por un interesante retablo mayor y varias tallas religiosas, y el convento de Santa Clara, que atesora un Cristo crucificado de Juan de Juni y una pintura de Luis de Morales, son dos de sus principales monumentos. En la emblemática plaza de España se encuentra la Casa del Navegante, de estilo neoclásico con toques barrocos, levantada por un indiano, y el Ayuntamiento, con soportales de granito. Otros edificios relevantes son la Casa Granero del Conde, el pósito de los Condes de Montijo, el convento de San Antonio y la ermita barroca de Jesús Nazareno. En su gastronomía despuntan los dulces que elaboran las monjas del convento de Santa Clara en cuanto a eventos destaca la ruta de las Encantadas que se enmarca tras una leyenda que desde la Edad Media se ha trasmitido de forma oral y habla de tres hermosas mujeres que en la noche de San Juan emergen del agua de una laguna cercana al pueblo.